ENTREVISTA: Juan Rial: “Los partidos deben despleglarse ya en el ámbito digital”

Hay que encontrar nuevas formas de hacer política hoy, afirma politólogo uruguayo.
(Mabel Barreto)
El analista político uruguayo Juan Rial estuvo en Lima en la última semana de noviembre para participar en una jornada sobre Balance de la reforma política en el Perú, organizada por IDEA Internacional, en la que participaron personalidades como Max Hernández, Secretario Técnico del Acuerdo Nacional, los congresistas Jorge del Castillo y Raúl Castro y Raúl Avila, jurista mexicano; entre otros.

Rial, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Montevideo, ha escrito libros como Partidos políticos, democracia y autoritarismo y Los partidos tradicionales, restauración o renovación, de modo que se le considera un politólogo con cierta autoridad para hablar del tema de los partidos políticos latinoamericanos y su necesidad de renovarse. En Perú fue facilitador del proceso de acuerdo político que desembocó en la aprobación de la ley de partidos políticos.

Pasó algo curioso tras su estadía en Lima: entrevistado por el portal web La Mula, el video con la entrevista fue colgado también en You Tube y fue visto por 130 personas en diez días, de modo que lo vio más gente por este medio que las 30 personas que participaron en la Jornada. Rial respondió nuestras preguntas en dos momentos: en vivo y en directo, y por Internet. gDifícil no preguntar por los resultados electorales de Uruguay a un politólogo uruguayo, y aprovechamos para tener también su punto de vista sobre la reelección de Morales en Bolivia. Esta es la entrevista:

¿Qué mecanismos de fortalecimiento democrático han resultado más o menos eficientes en Latinoamérica?
En las últimas tres décadas, a pesar de todos los problemas que puedan señalarse, de que más de una docena de presidentes no terminaron su mandato, es un hecho que la democracia en la región ha mejorado. No hay duda. Primero, la participación: el número de ciudadanos que participa es muchísimo más alto. En el propio Perú, por ejemplo, el número de ciudadanos que participa hoy en las elecciones es casi el doble de los que participaron en las primeras elecciones después del gobierno militar. Significa no sólo que hay más gente, sino que esa gente tuvo que aprender a participar, etc. Tal vez no participen todos, pero pueden hacerlo. Y esto es una pauta casi común en toda la región, fíjate. México hoy tiene casi 80 millones de ciudadanos, 20 años atrás tenía 40, la mitad. Brasil está llegando a los 110 millones de ciudadanos.

Pero no es sólo una cuestión numérica…
El tema no es numérico, sino la posibilidad que te da toda esa gente para que se oiga su voz. Miremos las crisis, por qué ocurren: son crisis de representación, a la gente ya no le alcanza simplemente votar, quiere hacer más. Quiere que la oigan, quiere que vean su problema. Y eso hay que verlo en relación con lo que ha pasado con los modelos económicos, que suponen mucha desigualdad, y esa desigualdad implica demandas que la gente tiene, que el sistema político no sabe cómo llevar adelante. Un sistema democrático te resuelve el problema jurídico, resuelve quién va a estar en el Parlamento, quién va a estar en el Ejecutivo, pero no mucho más. Y lo que todo el mundo quiere es que la democracia asegure salud, educación, seguridad alimentaria. Le estamos pidiendo mucho a un sistema político. Pero eso sería una democracia de ciudadanía, una democracia social, y eso es una construcción aparte.

¿Y hay mecanismos que hayan servido a las democracias?
Más allá de los mecanismos, si tienes éxito es en razón de las políticas económicas, que lo que te puede permitir la democracia es favorecerla o restringirla. México tiene financiación pública para los partidos, pero es irrepetible, estamos hablando de 300 millones de dólares, Brasil tiene publicidad gratuita, pero la tiene desde el año 62, Chile también; eso baja mucho el costo de la política. Esos son algunos mecanismos citables, por ahora. A medida que aparecen nuevas formas, irregulables, te cambia todo. Imagínate de qué forma se podrían regular campañas por Internet, no hay cómo. O sea, poco a poco. Tiene que haber un partido, sí, pero el problema es que los partidos son cada vez más débiles, la gente no quiere participar y demás. Es decir, volvemos a que el problema es qué es lo que logra la clase política y los ciudadanos de cada país para que la cosa funcione. Ese es el punto.

¿Y el problema de la fragmentación política, que se da en Perú, por ejemplo, disminuye las posibilidades de responder eficazmente a esas demandas?
La fragmentación se da en todos los partidos. Ya no hay país del que tú puedas decir que hay un bipartidismo, y además en muchos países existen partidos como vehículos para llegar a la elección. Pero en la práctica, partidos con una organización firme, estable, con un secretariado, militantes, y todo lo demás, no, son rarezas, ya casi no hay. Mira, exceptuando el caso mexicano, que es un caso tan aparte que no va, o el caso de Chile, en el resto de países, partidos estables, estructurados, con una organización fuerte, eso no hay.

¿Los partidos longevos están más excluidos de esa posibilidad de fragmentación?
Poco a poco incluso partidos con mucho tiempo de vida han ido desapareciendo, porque además su propia razón de existencia pereció. Los antiguos partidos de izquierda eran muy organizados, partido comunista, etc; tienen otra razón de ser para su existencia. Partidos demócrata cristianos, lo mismo, partidos importantes como el DC venezolano, desaparecido. Partidos liberales clásicos, tampoco. Entonces hoy lo que tienes es un deseo de participación en una forma más desestructurada. Muchos jóvenes hoy no quieren tener un esquema rígido, quieren que su voz se escuche, pero no en un marco así establecido, autoritario, rígido.

En ese contexto podría haber partidos nuevos que tengan una actuación interesante…
Esos no serían casi partidos, serían movimientos. Y el gran problema es que la legislación tiende a convertirlos en algo rígido. Fíjate, tienes que tener un sistema de comités partidarios, quién quiere ser integrante de un comité si después no es candidato y no tiene alguna retribución por eso. Es algo difícil de solucionar. Eso es lo que lleva a que se busquen mecanismos más innovadores, a ver cómo hacer política hoy.

Política y nuevos medios

¿Internet sería uno de esos mecanismos innovadores para la política?
No sólo eso, hay nuevas formas de participar, nuevas formas de moverse. ¿Tú irías a una reunión partidaria y dedicarías dos horas de tu vida a eso cuando lo puedes dedicar a conectarte con tus amigos en Facebook o hablar por Skype o algo así? Difícil…

Pero de pronto sí podría separar media hora para conectarme por Internet con un grupo…
Con una red o gente que manejen los mismos temas, eso sí. Es lo que se hace, pero hay que entender que eso cambia por completo la estructura tradicional. Claro, para los que son los líderes políticos actuales, eso les choca y no te lo aceptan. La política va a cambiar, en diez años ni siquiera estaremos hablando de esto porque ya estará superado…

¿Se puede decir que los partidos que no recurran hoy a Internet en sus campañas y como medio de comunicación con sus simpatizantes están destinados a no sobrevivir?
Todo nuevo medio es incorporado rápidamente a la vida humana, y entre ellos comunicaciones digitales de diverso tipo. Todo partido u organización política tiene que tener formas de comunicarse vía mensajes de texto en celulares, debe tener blogs, debe tener páginas en facebook, twitter, y utilizar al máximo las ventajas que da la web. Así como sabemos que los periódicos impresos de diversa frecuencia, contenido e interés poco a poco han pasado a ser también digitales; la acción política también debe desplegarse en el ámbito digital. El cambio generacional acentuará este proceso.

El triunfo de Mujica en Uruguay

¿Cómo un ex guerrillero tupamaro -José Mujica- ha conseguido lo que ningún otro candidato en la historia uruguaya, más del 52% de los votos?
El encabezamiento preferido por los periodistas internacionales que cubrieron las elecciones presidenciales del 29 de noviembre en Uruguay fue: “José -”Pepe”- Mujica, de 74 años, es el antiguo militante de los Tupamaros que devino presidente”. Pero para nosotros los uruguayos, este era un dato superado hace bastante tiempo. Hay que entender el tema desde diversos factores. La candidatura de Mujica surgió eentro del Frente Amplio, la coalición-partido en el gobierno que eligió a Tabaré Vázquez en 2004, cuando disputó la candidatura con Danilo Astori y un tercer candidato, y ganó por amplia mayoría, pese a que el presidente Vázquez prefería a Astori. Previamente se había descartado la posibilidad de lanzar un movimiento que reformulara la Constitución para reelegir inmediatamente a Vázquez. En octubre, cuando se dio la primera vuelta y elecciones parlamentarias, cuando el voto es obligatorio, participó un 89% del padrón, prácticamente todos los votantes, excepto los residentes en el exterior aún no dados de baja del registro. Y en esta elección el Frente Amplio obtuvo la mayoría absoluta del Congreso: 50 de los 99 diputados y 16 de los 30 senadores. El Frente Amplio obtuvo el 48,18% de los votos, lo que permitió obtener la mayoría parlamentaria pero no alcanzó para consagrar a Mujica como presidente. Eso se produjo un mes después, el resultado totalmente esperable. También hay que tener en cuenta la trayectoria electoral del Frente Amplio. Desde que se creó en 1971 -con buena parte de sus integrantes presos o exiliados durante la dictadura y algunas de las organizaciones políticas que lo integraban ilegalizadas durante ese tiempo- retomó el camino para alcanzar el gobierno en 1984. Tuvo altas y bajas en su militancia, pero desde comienzos del 2008 se sabía que el piso mínimo del Frente Amplio rondaba el 45% de los votos. También ha sido un elemento del resultado electoral el legado del presidente Vázquez, quien tomó diversas medidas valoradas por los uruguayos en su gestión, desde la reforma en el sistema de salud pública que aumentó su cobertura hasta el impulso de los procesos contra practicantes de abusos a los derechos humanos en tiempos de la dictadura. Un factor de peso es que Uruguay es hoy un país conservador…y liberal…e igualitario…y de frentes populares. Para una población envejecida, donde el promedio de edad del votante llega a los 47 años y donde el Estado provee salarios y pensiones para cerca de 900 mil personas sobre un total de 3,3 millones de habitantes, no hay mucho margen para cambiar las cosas. El conservadurismo, aunque teñido de fraseología de izquierda, se manifiesta en el temor a los cambios bruscos. Respecto a la campaña, hay que resaltar que se utilizaron nuevas formas de movilización, como la autoconvocatoria por mensajes de textos enviados por celulares, la utilización de blogs y mails demostrando que se está en una nueva era de la política, que combina las viejas formas con las nuevas.

Morales reelegido en Bolivia

A la luz de los resultados de las elecciones bolivianas, y teniendo en cuenta que Evo Morales sigue siendo el primer presidente indígena de su país, ¿se puede decir que ahí sigue imperando un fuerte sentimiento de identidad y reivindicación de la mayoría de los bolivianos? (independiente de si Morales es o no capaz de realizar un gobierno eficiente)
EL tema clave en Bolivia es la autopercepción. Si bien es notorio el ancestro indígena de Evo Morales, como una buena masa de bolivianos, es producto de un proceso de interacción cultural entre la base indígena y el aporte dado por los conquistadores y sus descendientes. Bolivia en 1952 protagonizó un fuerte cambio político impulsado por una élite, sustancialmente blanca y de mestizos, que venía actuando desde 1936. No lo hacía en nombre de una reivindicación étnica, sino una de carácter social. El MNR (Movimiento Nacionalista Revolucionario) significó eso en 1952. Ese tipo de reivindicaciones se mantuvo en 1971, cuando se llega al intento de gobierno de izquierda del General Juan J. Torres. Pero la vuelta a la democracia, y la caída de la base social minera, dado que el estaño dejó de ser relevante, cambió mucho la situación. Las reivindicaciones de cocaleros (muchas de sus fincas tienen nombres de antiguas minas del altiplano) plantearon poco a poco reivindicaciones basadas en la autopercepción de ser indígenas. En las encuestas muchos bolivianos se autoperciben a la vez como indígenas y como mestizos. Luego la guerra del agua y la crisis social determinaron el ascenso de Evo Morales y el MAS.
También la fuerte fractura entre los departamentos orientales, donde está el origen de la mayor parte de los recursos bolivianos, y el empobrecido altiplano.
Evo expresa esa autopercepción, pero también a los sectores populares y un cierto orgullo de bolivianos que consideran que llegó la hora que su país deje de ser considerado como un lugar desfavorecido, casi diríamos "maldito". De ahí el aplastante triunfo de Evo que no solo recogió votos de los sectores subalternos más postergados, sino también de sectores medios bajos que ven en Evo una encarnación de un futuro hasta ahora negado.